



Es un ensayo fotográfico sobre la artesanía desde una mirada periférica, este se centra en la habilidad del “saber hacer bien las cosas” como decía Richard Sennet en su libro, El Artesano. Este saber que se acumula y se transmite con el tiempo y la experiencia. Con el objetivo de visibilizar y dar voz a colectivos locales que trabajan hacia la comunidad y que suelen pasar desapercibidos. A través del retrato, la autora realiza una investigación sobre aquellas personas que desarrollan una actividad u oficio tradicional, donde el trabajo manual, el compromiso y los materiales son los protagonistas. Un conocimiento tácito donde cabeza y mano se funden en un órgano como motor de producción.